La trayectoria de la vida con sus desafíos para crecer, aprender y amarnos entre los seres humanos es compleja, incierta y desconcertante. Es un trayecto que los ancianos comprenden cuando ya recorrieron gran parte del camino.

Ciertamente, es difícil comprender el por qué de nuestra misión en esta dimensión apresurada y corta, es un parpadeo en este universo infinito en el que somos tan diminutos. Es claro que nuestro deber es dejar un mundo mejor con nuestra mínima participación en este planeta del que no nos llevaremos nada, excepto los buenos actos cotidianos que hicimos por nosotros mismos y por los demás.
Valoremos la vida.
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Elena B. Arreguín Osuna
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